24 de agosto de 2008

La agencia de empleo del ex juez procesista

El tipo banca a sus amigos. Lo hizo con su compinche Cecilia Pando, cuando participaron juntos el año pasado de un seminario que reivindicó a la última dictadura militar y defenestró a los “terroristas de los ’70 que hoy están en el gobierno”. Hoy el ex juez Federico Young le hace el aguante a sus amigos desocupados: el titular de la Agencia Gubernamental de Control (AGC) contrató como inspectores a cuatro personas de su entorno más cercano en el Partido Demócrata porteño, del que es presidente. Dos de ellos manejan las cuentas del partido y son militares retirados.

“El objetivo es fortalecer el sistema de control por medio de la creación de una agencia profesionalizada. Con cargos por concurso y no influida por la política”, dijo el siempre sonriente jefe de gabinete Horacio Rodríguez Larreta sobre la creación de la AGC. Su gobierno se quedó sólo en el anuncio. Porque esta semana el diario Página/12 reveló que Hugo D’Amorin, Lima Novo, Balbino Ongay, Juan Carlos Pietrobelli y Federico Guillermo Toranzo aparecen en el listado de nuevos inspectores que hizo público la agencia en junio de este año, cuando concluyó un concurso por el que Young seleccionó unos 200 agentes. “Por una extraña casualidad, entre los elegidos están sus hombres de confianza, de pasado castrense y presente filomacrista”, señaló la publicación…

Young es abogado recibido en la UBA, universidad en la que enseñó por varios años. Entró en la Justicia en los ’70: llegó a ser juez nacional del fuero civil. Durante la última dictadura fue ratificado dos veces por el gobierno militar. Eso le permitió trabajar ininterrumpidamente entre 1975 y 1990. Está casado y tiene dos hijos. Desde hace varios años preside el Partido Demócrata porteño….

“Somos liberales y republicanos y estamos creando la única alternativa ideológica al modelo populista”, bramó el abogado. Pero tuvo destino de sábana en esa elección: Macri le agradeció su ayuda colgándolo del puesto 21 de la lista, casi cayéndose de la boleta. Young señaló que quería velar por el respeto a la Constitución y las leyes y la vigencia de la República”.

La proclama quedó vacía de sentido cuando se conoció su participación, el 11 de abril de 2007, del seminario “Igualdad ante la ley. Juicio y castigo a los terroristas de los años “70”. Estuvo organizado por la Asociación de Familiares y Amigos de Presos Políticos de Argentina (Afyappa), y por la revista B1. Vitamina para la memoria, que editan Pando y su marido, el ex mayor Pedro Mercado. Luego fue Young el anfitrión: invitó a la activista castrense a otra charla en la sede de su partido: “Las violaciones a la Constitución y a las leyes por parte del Gobierno Nacional”. Con Pando también sacaron a relucir sus ollas de teflón: ambos fueron activos caceroleros durante las protestas que generó el lock-out agropecuario. Young posee un campo de 1.250 hectáreas en la provincia de Buenos Aires. También es revisor de cuentas de la Asociación Rural de Chivilcoy y delegado ante la Carbap.

Ataque y defensa. “La justicia argentina debe cumplir la ley y que los terroristas de los ’70 sean sometidos a proceso por haber cometido crímenes de lesa humanidad, que como tales, de acuerdo a la jurisprudencia sentada en los estrados nacionales, no gozan del principio de la prescripción”, indicó el comunicado sobre el acto. Según esta gacetilla, Young “proporcionó los fundamentos jurídicos que prueban porqué los actos terroristas deben ser considerados crímenes de lesa humanidad. Partiendo de la definición establecida en el Estatuto de Roma, demostró como el accionar de los montoneros, erpianos y en general de todas la organizaciones revolucionarias que apelaron al terror en la década del ’70, debería ser catalogado por la justicia como delito de lesa humanidad. Porque asesinaron, secuestraron, tomaron rehenes y persiguieron a grupos humanos con identidad propia, tales como las fuerzas de seguridad, los empresarios y los sindicalistas”, explicaron.

Young debió salir a defenderse. Escribió e hizo pública una carta abierta “a los medios de comunicación”. Y le hizo honor a su partido: se mostró democrático. Condenó “la violencia y los golpes de Estado”, aunque no se mostró arrepentido de haber compartido el panel junto a Pando. “tengo y siempre he tenido un rechazo visceral por la violencia, cualquiera sea su forma.” Y aseguraba que “en la Argentina no se aplican las convenciones internacionales sobre derechos humanos, que no hacen distinción entre delitos cometidos por los Estados o por organizaciones no estatales; debe haber Justicia para todos”.

Al polémico funcionario le gustan los desafíos. Porque hace unos años también salió a defender a la indefendible Elena Cruz, cuando la actriz organizó una manifestación de apoyo frente a la casa del dictador Jorge Rafael Videla. En una carta publicada por La Nación, Young cuestionó a quienes “continúan revolviendo un solo lada de las heridas abiertas por el terrorismo subversivo” y le pidió a Néstor Kirchner que le explicara “dónde están los otros 21.000 desaparecidos”, porque el presidente sólo habla “de los 30 mil desaparecidos de la lucha contra el terrorismo”.

Pando siempre reconoció el valor de su aliado. Lo reconoció en el primer seminario:

-Un amigo que ha tenido el coraje de decir lo que se tiene que decir, aunque esto moleste o irrite a los poderosos de hoy-. [Por Guillermo Peralta: Diario Miradas al Sur, 24/8/08]

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